4 de julio de 2011

Equilibrio. Poca Izquierda, poca Derecha.

     Nuestro país y su gente, siempre han estado entre disyuntivas. Desde que Acción Democrática y el Partido Social Cristiano COPEI eran el eco de las voces nuestras por las que practicabamos el Sufragio, con la base del color: Blanco y verde. El resto es harto sabido.
    Éramos comandados por la extrema Derecha diría yo, y desde mucho antes ya, a partir de la Dictadura de Derecha del General Marcos Pérez Jiménez. Un Rómulo Betancourt comunista sucumbió ante los aires de la Democracia de Derecha, en marco del modelo guiado por Estados Unidos de América.
    Toda vez que un determinado Partido Político alcanzaba el poder, la volubilidad se apoderaba de los mecanismos existenciales del Estado y su brazos ejecutores; sin excepción alguna, desde las entrañas del sector Salud, Ministerios, Alcaldías y Gobernaciones, eran participes de las líneas del gobierno en turno.
    Seguíamos en la ingenuidad, en el silencio, en el conformarnos con lo único que se nos enseñó, desde las publicidades para activar las compras y enriquecer al recordado Reny Ottolina, hasta el modo en esconder los avances del mundo y concesiones venezolanas otorgadas. Nunca reclamabamos, jamás opinabamos con conciencia libre. Se nos inculcó que la crema dental no era más que para tener los dientes blancos, mas no únicamente por higiene bucal, todo con la finalidad de aupar el mercadeo de las transnacionales.
    Cincuenta años después, mi gente, la misma que acompañó al Dr. Herrera Campins y al Dr. Caldera, dentro de los ideales del occidente y con relaciones espectaculares con Cuba, en especial durante la gestión de Carlos Andrés Pérez; mi gente, aquélla que escuchó lo que deseaba escuchar al oído, tuvo en sus manos una opción, la de la izquierda. La tomó y ha aprendido de ella.
    Nuevas autopistas y carreteras, Fundación del Niño, Villas Olímpicas, grandes avances en la Cultura con la incorporación de Complejos Culturales, aeropuertos y hospitales; sin embargo faltaba algo. Nuestra poca población nos habría favorecido, por ser tan sólo 9 millones de personas, luego 12 millones y así la demografía crecía indeteniblemente. Nos faltaba algo y aún nos sigue faltando.
    Ya en 1998, se materialzaba una nueva tendencia, la del castigo, la de la esperanza de organizar la estructura de un nuevo Estado y sus Instituciones, abordadas por la corrupción y la deshonestidad. El Movimiento Quinta República alcanza el liderato. Representaría un borrón y cuenta nueva ante tanta desidia desorganizada que había reinado, en donde no se intentó transferencia tecnológica de las grandes industrias para aquel momento, ni reestructuración educativa, turística y de infraestructura física y social.
    Se hizo el intento, pero olvidamos algo. Dejar de ser nosotros mismos y ser partícipes de la cultura preventiva ante las infraestructuras, nuestra famosa frase "así somos" siempre ha impedido el avance que merecemos, hemos sido y somos deshonestos en la oportunidad de recibir un cargo público. No cuidamos ni vigilamos con responsabilidad las instalaciones públicas y mucho menos respetamos las directrices de señales de tránsito. Ésto y muchas cosas más.
    La ausencia de sanciones por parte del Estado. Los vacíos dejados por el Estado, alimentan nuestra idiosincracia insana.
    Nuestra nación no ha sido de izquierda, por eso notamos la frecuencia conque existen choques ante la aplicación de las normas jurídicas que anteriormente no se aplicaban, las que van desde el impuesto, bajo una visión muy distinta a lo que era el Ministerio de Hacienda. Aparecen enfrentamientos cuando se activan mecanismos jurídicos para Personas Naturales y Jurídicas, tal vez por la desproporcionada manera en que pudiera aplicarse en ciertos casos y para otros, no.
    He dicho que nos falta algo, lo he descrito. Eso de lo que carecemos, no es suficiente aún y cuando hemos recibido más de 900 mil millones de dólares por ingreso petrolero. Llegamos a la segunda Saudita con Hugo Chávez, militarista, mas no Comunista. Él sabe y entiende muy bien que ese camino es una utopía. Ha instaurado la idea de un Socialismo que va en contra de aquéllo que nos falta: Honestidad. No porque no pudiera materializarse al estilo francés, sueco o español; sino porque simplemente no es ni ha sido nuestro estilo de vida.
    En ese orden de ideas, tenemos Democracia participativa y un alcance maximizado para la cultura, el deporte, la medicina preventiva con cobertura inconmensurable, pero no la etapa macro, en el caso de instalaciones hospitalarias y las del campo de  educación; no obstante, el Estado paternalista y todopoderoso se absorbe en su propia amplitud de alcance, aunado al comercio principal de inversiones compartidas con el ALBA, China, Cuba y Rusia con la vista principal a la Faja Petrolífera del Orinoc; mientras se aparta al inversionista venezolano.

    Finalmente, poca izquierda, porque el Estado no debe ser dueño y señor de todo, no debe radicalizarse las ideas de destrucción o reducción de la empresa privada, no debe centralizarse el poder en una sola tendencia o persona; no debe transmitirse un unísono de ideologías, no debe aislarse con países no alineados, únicamente. Poca derecha, porque el capitalista y empresario que produce con la base de plusvalía, no debe hundirse en sus ganancias y otorgarle una miseria al empleado u obrero. Debe mostrar una conciencia social solidaria hacia la nación y darnos transferencia tecnológica para ampliar las posibilidades de desarrollo a la pequeña industria. Debe incorporar la asertividad para con el pueblo y sus apreciaciones.
    Adam Smith y Karl Marx, evocarlos con ideas óptimas para localizar un equilibrio entre sus tendencias para el manejo del Estado y la Industria. No olvidar la importancia de las inversiones privadas, la ética de los medios de comunicación, que han desdoblado su fin educativo y formador de valores. No abandonar nuestra Historia. Ofrecer soluciones a largo y mediano plazos, además de por supuesto; ofrecer tolerancia.

Saludos.

2 de julio de 2011

La cultura e idiosincracia venezolanas.

    Sencillamente no bastará nunca la incorporación de un líder natural óptimo, sin que haya el brazo torcido de los venezolanos. No queremos cambiar, así de simple. No colocamos los desechos en su lugar, no respetamos las líneas de los semáforos, no somos empáticos, nos detesta cumplir las normas jurídicas; entonces ?Cómo pretendemos obedecer las cuestiones innovadoras que podrían repercutir en nuestro desarrollo?.
    No seamos injustos, seamos honestos los empleados públicos, los médicos, los abogados, los docentes y todo aquél que maneje presupuestos públicos. Ayudemos, demos paz y esperanza. Es nuestra obligación y un mandato divino.